
Hay miles y miles de opiniones sobre el Plan Nacional de Desarrollo y sus bases, pero la verdad, es un escrito tan largo y tan aburridor, que ni siquiera la mayoría de congresistas se lo leyeron antes de aprobarlo. No los culpo.
Por razones laborales lo leí y estoy en la obligación moral de contarles mis tristes impresiones especialmente en el tema del medio ambiente. Lo cierto es que ambientalistas como Chico Mendes y Wangari Maathai, podrían estar revolcándose en sus tumbas mientras las mentes “brillantes” de la política colombiana redactaban apasionadamente este ¨sabio¨ documento.
¿Por qué con el Plan Nacional de Desarrollo los colombianos nos estamos haciendo el harakiri?
Las licencias ambientales expréss.
El Plan reduce los tiempos en que se otorgan las licencias ambientales, los términos para solicitar la licencia ambiental son más cortos, y ya habían sido acortados previamente, resultando con una reducción de casi 50 días. Con esta propuesta, se busca suplir las dificultades fiscales del país con la caída de los precios del petróleo, agilizando el proceso en pro de la economía de algunos pocos. Sin embargo, con los nuevos términos para las licencias, se estaría sacrificando el término para que participen las comunidades y el medio ambiente en sí mismo.
Además las licencias ambientales siguen sin ser otorgadas antes de la exploración minera, como específicamente lo recomendó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) a Colombia.
La elevación a norma nacional de las zonas estratégicas mineras.
Las áreas estratégicas mineras fueron anunciadas por el Presidente Juan Manuel Santos desde la cumbre internacional ambiental Río+20. Mas adelante, mediante la Resolución 45 de 2012 de la Agencia Nacional Minera, el Gobierno Nacional las especificó en cerca de 17 millones de hectáreas. Además, determinó que no se requería concepto ambiental previo y que la minería sería de interés público.
Todo parecería armónico, sólo que las áreas estratégicas mineras de acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo, no recibirán nuevas propuestas, ni suscribirán contratos de concesión minera. De acuerdo a expertos en el tema, en las zonas que se determinen como áreas estratégicas mineras, no se podrán pedir nuevos títulos mineros, pues el área se encontrará bloqueada y sólo la Agencia Nacional Minera, podrá ofertarla mediante las rondas mineras. En las rondas se elegirán a aquellos “que más pujen”, dejando a la minería nacional, pequeña y mediana, por fuera de la apuesta, pues no tienen la capacidad económica para competir con las Multinacionales
El jaque mate del Plan Nacional de Desarrollo
Por Adriana Collazos, Esq.

La devastación de la Región Amazónica.
No bastándoles lo dicho hasta ahora, resulta que esas 17 millones de hectáreas que se elevaron a Plan Nacional de Desarrollo, en gran parte se encuentran ubicadas en lo que todos conocimos por los libros de geografía básica y en los mapas ambientales del Agustín Codazzi, como la región Amazónica.
Las áreas estratégicas mineras principalmente están en los departamentos del Guainía, Guaviare y Vaupés.
Para que su “plan” pudiera ser perfecto, el gobierno debía determinar los departamentos que harían parte de las diferentes regiones ambientales de Colombia y, es así, como la Orinoquía termino ganando al “cinturón de oro” del Vaupés, Guainía y Guaviare. La Amazonia, por su parte, termino perdiendo en un jaque mate sin precedentes históricos.
¿Por qué?
Es más fácil y menos mediático acabar con la Orinoquia que con el Amazonas.

Sin embargo, No todo son pérdidas.
“Provisionalmente” el Consejo de Estado en la Sala de lo Contencioso Administrativo, sección tercera, por un fallo heroico de un mujer cuyo nombre es Olga Medina Valle de La Hoz, como el mago de Hoz, suspendió los efectos de la resolución no. 45 de 2012 por falta de consulta previa. Esto nos deja a la expectativa de lo que sucederá posteriormente al hecho de la consulta, esa que usualmente compra el gobierno con chivos y vacas.
Régimen de transición de los paramos.
Pese a que el Plan Nacional de Desarrollo prohíbe expresamente la existencia de actividades mineras y de hidrocarburos en las zonas de páramo, hay un parágrafo en esa misma norma, que permite la explotación minera y petrolera dentro de los páramos, si dichos proyectos cuentan con licencia ambiental anterior a febrero de 2010 en el caso de la minería, y de junio de 2011 en el caso de los hidrocarburos.
Usando el derecho fundamental que tienen todos los Colombianos a presentar peticiones respetuosas a los expertos en el tema, la Agencia Nacional Minera y a la Agencia Nacional de Hidrocarburos, respondieron lo siguiente:
(i) hay mas de 450 contratos vigentes que se otorgaron antes del 2010 y el 2011, (ii) son cerca de 420 mil hectáreas comprometidas y (iii) el último contrato terminara el 5 de febrero de 2040.
Es decir que esa victoria del principio de la norma, simplemente es una derrota en la parte final del mismo artículo.
Colombia tiene hasta la fecha, 34 paramos que corresponden a casi 3 millones de hectáreas. Dichas hectáreas son el 49% de los paramos del mundo y proveen de agua al 70% de la población del país.
¿a que estamos jugando entonces?

Ese fue el plan nacional de desarrollo que aprobamos y que hoy nos rige y frente al cual no decimos nada. Solo puedo recordarles entonces, el significado del Harakiri que de acuerdo a su definición textual, es el “Suicidio ritual de origen japonés que se realiza por razones de honor y consiste en abrirse el vientre con un arma blanca”.
Aunque pensándolo bien, no tiene nada que ver con lo que estamos permitiendo, pues este era el suicidio de un guerrero samurái lleno de valentía por una causa noble.