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Un recinto del Arte único en el corazón de Chapinero Alto: LamaZone Arts 

 

Por Miguel Ignacio Salazar

 

La primera impresión al llegar es la de un imponente edificio en el barrio Chapinero Alto de Bogotá. Al entrar me encuentro con una hermosa construcción (recinto perfecto del arte),  y una no menos bella mujer, Joyce Lamassonne, artista plástica y su gestora, me recibe en un agradable estudio bañado de luz en el segundo piso. Me cuenta que le encargó esta obra al arquitecto Alejandro Peña y que abrió en el 2014. Las exposiciones artísticas ocupan un lugar muy tranquilo y armónico en la  planta    baja,   se   excavó  bastante      para 

darle cabida a un amplio espacio de galería en este piso subterráneo; la luz, gracias a sus magníficas claraboyas y grandes ventanales, es uno de los principales elementos que dan vida al lugar y brinda al visitante una experiencia inolvidable. El mero hecho de habitarlo es ya una experiencia estética única. 

 

Inicia sus labores con el artista Pedro Ruiz, artista plástico de gran reconocimiento e impacto, su obra está impregnada del pathos de nuestra cultura diversa, se sumerge en la realidad de selvas y ríos con un trazo ensoñador y diáfano; es con quien tiene además el proyecto de abrir un taller de grabado, aguafuerte e impresión próximamente. También ha expuesto Patricia Chaparro, colombiana residente en EE. UU., cuya obra tiene rasgos muy vinculados a su experiencia vital junto a los Hermanos Mayores de la Sierra Nevada de Santa Marta y la toma de conciencia ecológica (el agua, los oficios ancestrales y la tierra como elementos sobresalientes). David LaChapelle fue otro gran artista que expuso en LamaZone, con sus reveladoras e impactantes fotografías que animan al espectador a esperar lo inesperado: sin duda una irreverente mirada al mundo de los mass media.

Luego vendría Carlos Duque con una obra fotográfica que bautizó “Non serviam”, inspirada en el tatuaje de una mujer en la que se muestra el cuerpo sin clisés o artificios tecnológicos, suscitando esa fugacidad perenne del cuerpo femenino; y después, una muestra compuesta  por una obra representativa de Sergio Trujillo Magnenat, artista e ilustrador de gran trayectoria en el arte colombiano del s. XX. Y también, cómo no, hubo colgada una obra fotográfica maravillosa de Hernán Díaz. 

El jueves 5 de noviembre se inauguró la exposición de Carlos Granada “El color de la vida, el color de la muerte...” con una obra conmovedora que abre hasta el 27 de enero del próximo año. ¡Larga vida a este emprendimiento en favor de la apreciación de la cultura universal en Bogotá!

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